lunes, 9 de mayo de 2011

HINO GALEGO




Como continuación a introducción do epígrafe, sitúo os textos que completan canto poido ofrecer sobre o mesmo, según sigue:

-Deus Fratresque Galaecia.
- " " " , con texto a mesma altura o marxen da letra do hinno.
-O hino galego de Alfredo Brañas.
-Hino galego, partitura. Cartulina espallada pola cidade compoldstelá e outras
localidades e bisbarras galegas.

A transcripción non é manual, sinon mecánica. Disculpade si algunha non sae ben lexible. Facilitaréi fotocopia a quen ma pida.
Miguel

jueves, 5 de mayo de 2011

Introducción o Himno galego.

LOS HIMNOS GALLEGOS

El “DEUS FRATRESQUE GALLAECIA

Aquel Felipe Cimadevila era entonces el entusiasmo en vibración. Oyéndole hablar de regionalismo sentía uno todo el ardor patriótico de los héroes.
La liberación de Galicia de la influencia capital tenía que ser inmediata, rápida. La patria de Pardo de Cela no podía no podía seguir aherrojada un día más por la tiranía burocrática y madrileña.
La juventud gallega debía juramentarse, porque el vandalismo caciquil exigía la formación de una nueva Hermandad. Todo el que sintiese correr por sus venas sangre celta no debía dar un paso más en la vereda de la vida sin acuciar sus esfuerzos para destruir el inri denigrante, que es un estigma para la raza, y quemar el madero vergonzante en que el caciquismo pretende inmolar al pobre pueblo galaico ahíto de miseria y de dolor.
La salvación de Galicia es una cosa sencillísima. Felpe Cimadevila no conocía la palabra dificultad. Su entusiasmo juvenil se envolvía en el optimismo azul de las empresas fáciles.
Los obstáculos se vencen… salvándolos, y para redimir a Galicia sólo se necesitaba un factor: . Un patriotismo vil, masculino, todo acometividad.
Por aquella época-hace ya algunos años- reuníase por las rúas compostelanas un grupo de rapaces cultos y estudiosos, todos regionalistas entusiastas, exaltados. Felipe Cimadevila, Inocencio Amigo, Victoriano Freire, Ángel y Santiago Rey… Yo los acompañaba.
Todas nuestras conversaciones recaían invariablemente en el regionalismo, que era para nosotros un tema obsesionante e imprescindible. Un alimento espiritual que daba savia a nuestros entusiasmos mozos, galaicos y liberadores.
Todo el que no era regionalista no podía convivir con nosotros. Se le consideraba plaza enemiga, y se emprenda con él un sitio formidable4, demoledor. Felipe Cimadevila, agresivo y punzante, era siempre el que disparaba primero. Y cuando con su dialéctica ardiente y patriótica había abierto brecha, despiadados, nos lanzábamos todos al asalto, con el mismo ardor bélico con que antaño arremetían los hermandinos contra los castillos feudales.
Y la pobre víctima, extenuada, abatida, aplastada bajo aquel aluvión de razones cáusticas y argumentos contundentes, vencida y maltratada, huía de nosotros, haciendo protestas de regionalismo y renegando de sus apóstoles.
Éramos unos propagandísticos formidables, estupendos. No había centralista, por relapso que fuera, que se viese libre de nuestras acometidas.
Estábamos en vías de conquistar a Santiago para el regionalismo. Y ya sabían los santiagueses lo que se hacían; porque en nuestros cálculos entraba que Compostela debía ser lo que en otro tiempo había sido: la capital de Galicia autónoma.
Felipe Cimadevila así lo proclamaba. Nosotros asentíamos entusiasmados.
_____________



Un día paseábamos por la verde campiña santiaguesa, que esmalta la plata del Sarela. Inocencio Amigo con entonación tribunicia nos leía el último discurso de Mella. Mella era nuestro mentor en el presente, y Brañas en el pasado.
En aquella oración, el principio de la oratoria española sobre el centralismo todo el peso abrumador de su palabra de fuego, todo el caudal inmenso de sus conocimientos históricos, de su dialéctico de prodigio.
Nosotros escuchábamos absortos, con la religiosa atención del creyente.
Yo no sé lo que pasó en el alma de Felipe Cimadevila, que extrañas ideas asaltaron su mente, qué hechos gloriosos evocó en su espíritu el verbo clásico y rotundo de D, Juan Vázquez Mella.
Transfigurada, enérgico, con su diestra a lo alto como si arrojara un apóstrofe sobre el apocamiento de la raza, declamó una poesía gallega, vibrante, vindicadora, que era un llamamiento a la patria humillada, un grito guerrero, nuncio de una aurora de esperanzas y de libertad en la noche de la opresión y de la injusticia.
Sus rudos acentos adquirían no sé qué insólita magnificencia en el silencio plácido de aquellos campos verdes y tristes, que un tiempo temblaron bajo las heroicas armaduras de las mesnadas que capitaneaban los arzobispos guerreros.
Lo escuchábamos asombrados. Luego que terminó indagamos llenos de curiosidad:
-¿Qué es eso?
El himno de Brañas.
Nosotros, devotos de Brañas, , no lo conocíamos, ni siquiera habíamos oído hablar de él. Volvimos a preguntar llenos de extrañeza
-¿El himno de Brañas, dices?
Impaciente y triunfal contestó: -Sí, de Brañas, de Alfredo Brañas. Es el Deus Fratresque.
-Y en dónde se publicó ese himno, en que sitio, lo has leído?
-No sé, no recuerdo, hace muchos años que lo conozco.
Aquel himno admirable, gloriosamente regionalista, era definitivo, único. En la literatura galaica no había nada igual.
Allí mismo acordó la asamblea regionalista ponerle música y editarlo. No sabíamos que hubiese ningún otro himno gallego y autonomista y queríamos darle uno a nuestra patria, pues considerábamos ese servicio trascendental y necesario, para revolucionar los estratos psíquicos de la raza, para despertar su energía que reposa en el sueño ancestral de la inacción y de la muerte.
Se trató de elegir al músico. Todos señalaron a Luis Taibo, mi hermano. Yo opuse reparos:
Señores, mi hermano se halla muy lejos, en Méjico; y aunque él es ante todo artista, músico, allí es médico, que aquellas tierras no puede irse ciertamente a cultivar arte.
No valieron mis excusas. Al día siguiente salía una carta para la capital mejicana solicitando unas notas cálidas para aquella letra heroica.
Algún tiempo después se recibía la música y una carta que entre otras cosas decía:
“Al escribir la música del himno me propuse hacer una cosa fácil para todos los oídos, adaptable a la extensión de la generalidad de las voces, de carácter viril y guerrero como lo demanda el espíritu de la letra, y para que pueda ser cantado por gran número de voces al “unis” como debe serlo todo himno popular; y por último para que sea interpretado con acompañamiento de piano o sin él. Del acompañamiento de piano puede hacer lo que quieran para la banda y orquesta.”
Más tarde, en las librerías compostelanas y en las principales de Galicia, se leía en gruesos caracteres: mercade o hino galego”.
Ha pasado ya mucho tiempo. Aquellos entrañables y buenos amigos se han desparramado por el mundo. Sobre ellos ha gravitado también el trágico sino que pesa sobre la raza, impeliéndola a las tristezas desoladas de la emigración.
Sólo Felipe Cimadevila y yo vivimos en Galicia…
En enero último lo encontré en Orense. Ya no cree que Santiago pueda ser algún día la capital de Galicia. Ya no vi v ve en aquel ambiente de controversia. Ahora anide teme ya sus ataques. Sobre el fuego de su alma brava me pareció había caído, con el tiempo, la losa de los sueños, apagando sus entusiasmos.
El fue en Orense mi guía y preceptor. Ya lo habíamos visto todo. Faltaba el puente y el río. Y fuimos allí, calle del Progreso abajo.
Llegamos a la orilla del Miño. Exhalaba el día su postrer suspiro de luz. Un suspiro melancólico, apagado por los cendales bretemosos que caían del cielo a la campiña orensana, suavemente, con aquella tierna suavidad con que cae el velo nupcial sobre las carnes en flor de las vírgenes.
Estamos sobre unas peñas, callados, silenciosos, al pie del exvoto de corazones enamorados ofrecieron a las ondinas del Miñol para que velasen por la inmortalidad de Curros Enríquez, el poeta de la lira torva.
Felipe Cimadevila empezó a entonar en voz baja el Deus Fratresque. Yo, instintivamente, le imité. De pronto, sin quererlo, nuestras voces subieron de tono. Y descubiertos, con fervorosa unción, desgranamos sobre la oscura sobrehaz del Miño, aquellas notas solemnes, majestuosas, que al perderse en lad de la tarde, parecían herir el alma del paisaje, el alma del río, el alma de las brétemas, el alma gallega, levantando un eco de rabia y de dolor…
Victoriano Taibo García
(De “El Eco de Santiago).

Sin data.



Polas transcripcións: Miguel.

Poesía

A ESTRADA DA LIBERTADE
Unha estrada na terra e outra no mar:
os ajotados
cos ollos embazados
camiñan de vagar.
Mulleres esquecidas,
nenos nus,
pobres vellas espidas,
carnes aterecidas
sin amore e sin pan, sin achego e sin luz;
o feije familiar esvencellado,
as leiras ermas, ermas as searas,
a esclavitú nos corpos e as esclavitú nas almas.
No chao abandonado
nin un latejo ergueito
de santa rebelión,
nas almas e nos corpos nin un feito
que señale o camiño de sol da redenzón.
Unha estrada na terra e outra no mar:
os ajotados
cos ollos embazados
camiñan de vagar.
¡Oh terra asoballada sin patria e sin fogar!
Para ti nunca houbo lei nin justicia nin dor.
Buscando pan e amor
van as errantes ordas
abaifadas, famintas, sin ventura,
a tirarse as súas lordas
baixo a estrana quentura
d’outro sol.
¡Raza pacente e mol!
Si ja n’atura
o teu ben tanto mal,
e o lobo baija o val,
tu rube a serra
que a labarada ardente e trágica do facho
envolva n’un refacho
de fogo dardejante, de chamas e de luz
as laceiras da Terra
¡Irmaos queimemos ista cruz!

Victoriano Taibo A Nosa Terra. Número 95. Páxina 5.
Repítese en: Xornal “El Pueblo Gallego”, 01-01-1928. 1ª. Páxina.
Do libro “Abrente”. Páxina 84.

domingo, 1 de mayo de 2011

PODERÁN AS CADEAS...

PODERÁN AS CADEAS…


Poderán as cadeas
Agrilloal-os peitos
encol dos rejos corpos
gravitarán-os ferros,
os brazos, apreijados
polo asoballamento,
inermes e cinguidos
p’ra os varudos intentos,
serán injustamente
submetidos e opresos.

Mail-as santas ideas,
os sagros pensamentos,
ninguén pode cinguil-os,
ninguén pode coutal-os: nin Deus mesmo.

Poderán-os escuros,
d'inxusticia famentos,
asoballal-as almas
no ruin choementoo;
e sobre das concencias
deixar sentil-o peso
brutal da lei sin Lei,
que estoumiña o Dereito
entre as paredes mouras
do miserable encerro.

Mail-as outas ideas,
os sagros pensamentos,
ninguén pode cinguil-os,
ninguén pode coutalos: nin Deus mesmo.

Oh nobres luitadores
dos meus garridos eidos!
C’os nosos peitos fortes
fundidos nun só peito,
s'hai que cair cahiamos
crebando o duro ferro,
e no chan benamado
deixémol-o regueiro
de luz de Libertade,
e na abirta, a semente do Dereito.

Poil-as ideas santas,
os sagros pensamentos,
ninguén pode cinguil-os,
ninguén pode coutalos: nin Deus mesmo.

Victoriano Taibo

Dedicada a Lois Peña Novo, abogado e político compostelán, morto prematuramente.


Publicado en: A Nosa Terra” 15-05-1922. Núm. 163.Páxina 6
Rexurdimento 1923. Páxina 2
Terra. Bos Aires 25-07-1923. Ano I. Núm. 2.
A Nosa Terra 13-10-1935. Núm.386. Páxina primeira. *
Alborada. Bos Aires. Nadal 1957. Núm. 167. Ano XXXIII. Päxina 47*
• Sin guións e trocando a “j” pola “x”.

Pola transcripción: Miguel.

LUIS TAIBO GARCÍA. Biografía/Obra

Texto publicado en castelán, no Boletín da Real Academia Galega, Septiembre 1955, Número 301-304. Páxinas 8-9-10, baixo a rúbrica de “Letras de duelo”, notificando o pasamento do pianista, compositor e médico:

LUIS TAIBO GARCÍA

Nado en Santiago de Compostela o 27 de abril de 1877. Morto nacidade de México capital o 17-04-1954. Desde a súa infancia fixo con singular aproveitamento estudos de solfexo e piano con D. Juan Trallero, lembrado mestre de capela da Catedral de Santiago.
Cursóu a carreira eclesiástica completa, pero a súa vocación conduciulle ao humanitario campo doutro sacerdocio: o da mediciña; e como Pondal, Leiras Pulpeiro, Barcia Caballero e Castelao foi artista e médico .
Desempeñóu este cargo no Hospital Real e o Manicomio de Conxo. (1) Emigrado a México en maio de 1908. (2)
Na populosa capital mexicana, despois de prestigiar o seu concorrido consultorio, foi durante longos anos médico agregado á Embaixada de España, director xeral da Cruz Vermella Española en México, cardiólogo do Sanatorio Español e médico pertenecente a Beneficencia Española.
Ao rematar os seus estudos eclesiásticos estreábase na basílica compostelá unha misa a gran orquestra da súa autoría; e sendo estudante de Mediciña dirixiu un orfeón de sesenta voces, composta na súa totalidade de escolares procedentes de Vasconia e Navarra- Orfeón Vasco-navarro-, que deu concertos en Santiago, A Coruña, Ourense e outras cidades galegas.
Nesta época os orfeóns de Galicia cantan as súas obras “Adios, ríos, adios, fontes”, “Como chove miudiño” e “Cantan os galos o día”. As bandas e orquestras interpretan as súas muiñeiras “Carmeliña”, “O rillote” e “A troula”.
En concertos e veladas figuraban entón as súas baladas para canto e piano, “Campás de Bastabales” e “Noites de vrao”, editadas pola casa Mozart, de Barcelona en 1930.
Sonlle premiadas varias obras, entre elas unha quenda de valses, titulada “Choiva de estrelas”, en concurso aberto polo Heraldo de Madrid, dada a coñecer pola banda municipal de Santiago; un “Scherzo para violoncello e piano”, na filarmónica de Santa Cecilia de Cádiz; e unha “Tarantela” para orfeón, en Pontevedra.
Isto é, a grandes liñas, o máis saínte da obra da súa primeira mocidade, que o rodeou nesta terra, de merecido prestixio, incorporando o seu nome ao acervo dos nosos máis destacados compositores racionáis.(3)
En 1926, o orfeón “O Eco” da Coruña, transformado en coral polifónica, estrea “Madrigalesca”, mentres o cuarteto que o notable violinista Sr. Corvino, inclúe nos programas dos seus celebrados concertos, a súa fermosa e delicada “Serenata Española”.
A estas composicións aínda habemos de engadir, en música polifónica para cuarteto vocal, “Cantarche hei, Galicia”, “Escoitade, escoitade!” e “A morte do Poeta”. E para orfeón “Río arriba, río abaixo” e “Voume”. Citaremos tamén o himno a San Pedro Mesonzo” e o “Deus Fratresque” , chamado de Brañas, por ser este insigne galego o autor da letra.
A última etapa do seu extenso labor artístico estivo de cheo consagrada á música de cámara. A ela pertencen os súas “Célticas” números 1 e 2, estreadas na Sala Wagner, en dos concertos da Sociedad de Música de Cámara de México; o cuarteto de corda número 3; a suite sinfónica “Galaica” dada a coñecer o 20 de xullo de 1953 no Teatro Avenida de Buenos Aires, e interpretada pola orquestra de Radio do Estado arxentino, que dirixe o mestre Washington Castro, e outras que figuran no arquivo musical do finado compositor, que no seu día pasarán a engrosar os fondos da nosa Academia, segundo disposición testamentaria.
Bo pianista, os seus concertos de música clásica por radio, eran esperados en México con ansiedade e escoitados con interese.
Escribíu numerosos traballos de crítica e sobre temas do folclore musical galego. Pronuncióu varias conferencias, entre elas, unha sobre literatura galega no Museo Nacional de México. (4)
Nos postremeiros anos da súa vida laboriosa e frutífera, colaboraba na revista médica que o famoso oftalmólogo español doutor Castroviejo, fundóu en Nova York.
Era socio correspondente desta Real Academia Galega.
A súa mala fortuna privoulle de realizar o seu último soño: pasar os últimos días da súa vida á beira dos seus, exhalar o seu postrer suspiro no colo da súa terra natal.
Nas súas composicións latexa o seu acendrado amor a Galicia, hondamente sentido durante 48 anos de exilio voluntario, de dor de ausencia, de dor de saudade na súa máis fondo e transcendente valor, en función creadora, coa alma e os ollos postos na súa terra, que foi para el a razón da súa existencia e a fonte de inspiración onde quixo mitigar a súa sede de artista amante e ilusionado.

(1) 23-12-1906.Semanario de Villagarcía “Diario de Arosa”, dirixido a Luis Taibo García. Moaña. Meira, con franqueo, sin estampillar.
(2) 15-05-1919. A Nosa Terra. Anuncia a volta de México. O retorno non foi longo. Sin datos da duración que debéu ser corta.
(3) Hai unha relación máis amplia da que aparece nesta biografía.
(4) Téñense algunhas, máis ben pouquiñas.


==============================

ESTADO DA SÚA OBRA MÚSICAL COÑECIDA. DA CREADA EN MÉXICO, DONDE RESIDÍU TANTOS ANOS, PRÁCTICAMENTE DESCOÑÉCESE TODO E HAINA QUE DAR POR PERDA, E NO MELLOR DO CASO, EN IÑOTO PARADOIRO.

O B R A S/ MÚSICA DE/ PARTITURA/ OBSERVACIÓNS
A CASA DOS LOUREIROS Canto e piano Non hai Interpretada por los orfeones “El Eco” , La Coruña y el de Ourense.
A TROULA Muiñeira Non hai Sin referencias. (1)
ADIOS RÍOS, A DIOS FONTES Canción galega Fotocopia
CAMPANAS DE BASTABALES Balada para canto e piano.
Canción galega. Fotocopia
CANTAN OS GALOS Non hai. Disco Philips. 436 810 PE. Coral Polifònica “El Eco” 4´06´´.
06-09-1958. Tamén na cena de “honra” a un home morto no 1975.
CANTART´ EI, GALICIA Non hai. Sin referencias.
CANTO, RITMO Violín y piano (2)
CARMELIÑA Muiñeira.Danza Galaica núm.1 Fotocopia (1)
CELTIGA Número 1
I.Amanecer “Adagio”
II.Peregrinos en Compostela “Moderato”
III. Canto de Pandero “Allegro”
IV. Alalá “Adagio”
V. Danza Galaica “Vivace” Non hai. Para piano, violín, viola y cello. Sin referencias.
31-07-1932. Concerto na Sociedad de Música de Cámara de México.
CELTIGA Número 2 (3)
I. Adagio.
II. Modersto.
III. Andantino. Vivace. Non hai. Para piano, violín, viola y cello. Sin referencias. Concerto na Sociedad de Música de Cámara ce México
COMO CHOVE MIUDIÑO (2)
CONCIERTO BREVE Cello y piano (2)
CUARTETO NUM.1 EN DO (2)
CUARTETO NUM.2 EN RE (2)
DANZA GALAICA Número 1 Non hai. Sin referencias. ¿ Poida que sexa “Céltiga núm.1”?.
DANZA GALAICA Número 2 Non hai. Sin referenicas. ¿. Poida que sexa “Céltiga núm. 2”?.
Descoñecido Misa a grande orquesta Non hai. Sin referencias
Descoñecido Himno a San Pedro Mesonzo Non hai. Sin referencias
Descoñecido Scherzo. Violoncello e piano Non hai. Sin referencias
DESPEDIDA DO EMIGRANTE Non hai. Disco Philips 436 811 PE. Coral Polifónica “El Eco” 3´20´´
DEUS FRATRESQUE GALLAECIA Himno Non hai. Copia nunha tarxeta de imprenta, feita seguramente para espallar a súa difusión. Letra: Alfredo Brañas Menéndez (1859-1900) Pódese escoitar en: http://www.ociotube.com/video/youtube/q1LFQYrGRUM/suso-vaamonde-deus-fratresque-gallaecia, de Suso Vaamonde, pero non se respeta a súa música, según teño entendido.

¡ESCOITADE, ESCOITADE! Non hai. 20-11-1965. Interpretado Conjunto Artístico Galego “BREOGÄN”, de Bos Aires
GALAICA Suite sinfónica Fotocopia.Son moitas follas. Vense erros na numeración, posiblemente motivados ao momento de reproducila.

LA MAJA DE LOS CLAVELES Violín y piano (2)
LA MUERTE DEL POETA Non hai. Sin referencias.
LLUVIA DE ESTRELLAS Valses Non hai. Sin referencias.
MADRIGALESCAS Coral polifónica Non hai. Estrenada en el Rosalía de Castro, por el orfeón “El Eco”
NOCTURNO Balada para canto e piano Orixinal. Compartida con “Noites de vran” Letra Aurelio Ribalta y Copete (1864-1940).
NOITES DE VRAN Seguramente é a mesma que a precedente. Orixinal. Compartida con “Nocturno”
O RILLOTE Muiñeira. Danza Galaica núm. 2 Fotocopia (1)
O SACRETO Canción galega Fotocopia
QUINTETO PARA INSTRUMENTOS DE VIENTO (2)
REQUIEBRO Violín y piano (2)
RÍO ARRIBA, RÍO ABAIXO Non hai. Sin referencias.
SERENATA ESPAÑOLA Concierto. Spanish Serenade Fotocopia
SUITE Violín y piano (2)
TARANTELA Orfeón Non hai. Sin referencias.
VISITOR REGIO Zarzuela Non hai. Estreada en Santiago sendo estudiante de Mediciña.
VOUME Balada para canto y piano Non hai. Interpretada por los orfeones “El Eco” , A Coruña e o de Ourense.


Hai unha nota, sin concretar, referida a varios títulos que di: “Publicó la Casa Mozart, de Barcelona. Ano 30”.
(1).- Medradas para os concertos dos “Hermanos Aguilar” na súa xeira pola América.
(2) Sacados da Enciclopedia Galega. Tomo XXIX. Páxina 37. Tamén Enciclopedia Galega Universal e Guieiro Cultural citan algunhas destas obras. Descoñezo a fiabilidade destos datos ou si foron copiados dunhas para as outras.
(3) En alguna crónica fálase tamén da número 3, pero sin que se poidan aportar máis datos.

Nota.- Os datos que anteceden están contidos nun formato tabla que, o "pegalos" quedaron mui deturpados, sin respetar fileiras nin columnas.

Vindeiras datas verei de situar o "DEUS FRATRESQUE GALLAECIA", coa partitura existentes e comentarios do seu tempo.

Pola transcripción. Miguel.

"ABRENTE" Versos galegos. Ano 1922 Victoriano¡ Taibo García.

Aquilo que eu arelo
onde estará, Siñor?
Cicais tremelucindo
na raiola do sol,
ou ben n'unha cantiga
do triste rousinol.

Poida seja arrecendo
no cáliz d'unha flor,
cicais seja ledicia,
poida que seja dor,
quizaves só exista
nos cantos segredos do meu corazón!

Pola transcripción literal. Miguel.

Quixen poñer estes versos en "Twitter", para tratar de estrenarme nesta rede e non fun capaz. A noitiña, si consigo falar co meu compañeiro, seguramente xapoida facelo axeitadamente.

viernes, 22 de abril de 2011

CONTOS PEQUENOS-Victoriano Taibo García

Según tiña dito, como remate o asunto do epígrafe, dóu as solucións as adiviñanzas, como sigue:

                     Conto                                              resposta   
--  "O burriño e mail-o porco"........................   A miñoca.
--  "O lagarto e mail-o sapo" .........................  O ovo.
--  "O decreto" .............................................  A amora.
--  "O achar"..................................................O novelo (castelán: ovillo)
--  "Para quén cantóu o cucorréi? " ................ O gorgullo (castelán: gorgojo) e o mosquito.
--  "A noz" ....................................................A chave.
--  "O chufón e o vanidoso" ............................ O burato ou furado.

Os resultados figuran o dorso de cada conto con adiviñanza.

Pola transcripción, Miguel.

miércoles, 13 de abril de 2011

CONTOS PEQUENOS





O BURRIÑO E MAIL-O PORCO

Naquela corte, un burriño entretiña a súa vida tristeira, meditando na carpulla que pasaba, nos paus con que lle magoaban-as costas e nos sacos de grau e fariña, que carrexaba tódol-os días, do muiño â casa e da casa ô muiño.
Dorido de tantos traballos, o malpocado arrenegaba da súa sorte. A’ beira do burriño, arredado por unhas táboas, estaba o cortello, e nel vivía e trunfaba-con perdón das caras mais vellas- un cocho tan ben mantido, gordo e repoludo, que mesmo facía alongal-os dentes ventando as lonxas de raxo, as tenras frebas de entrecosto e o fígado encebolado.
Cando o burro orneaba c’a fame, o seu dono asañábase, collía unha bragasta, dáballe unha boa xeira, e se cadraba, poñíalle no pesebre un feixiño de herba mollada, tan pequerrecho que lle non chegadaba a un dente; así é qu’o pobre do burriño, morto de fame e traballo, andaba sempre c’o dente regañado. E cando o porco roncaba, o seu amo pasáballe agarimoso a man pol-o lombo, rañáballe a barriga, e enchíalle a maseira de follada, navos e patacas, todo mesturado con fariña milla, ben cocido e quentiño.
O burro erguía a testa por derriba das táboas do cortello e vía como o porco fozaba e resopraba na maserita, guindando ô chan e botando de perda tan sabrosa comida. E o soberbo do cocho rosmáballe: -Qué v’es ti aquí, a metel-o fuciño?
-Non che pareza mal, hom, nonche pareza mal-expricábase humildemente o burro-.
Quéroche decir que se non debe botar de perda tanto ben de Deus.
-Pois ala, fora d’aquí! Déixame comer en paz. Ti o teu feixiño de herba mollada, ôs teus sacos e ôs teus paus.
Ala, fora d’aquí!
-Ben, home, ben, pois...non botes tanto por ela, que iso de comer e folgar, en algo che a de vir a dar.
E unha mañán de xiada do mes de Nadal, entraron catro homes no cortello, colleron o porco pol-o rabo e pol-as orellas, e a couces e rempuxós, queiras non queiras, puxérono deitado derriba d’unn longo banco.
O cocho espernexaba e berraba como un alarbio; e cando o matachín lle ía a fundil-o coitelo pol-a gorxa abaixo, o burriño relembroulle ô porco: -Non che decía eu que iso de comer e folgar, en algo che había de vir a dar? E respondéulle o porco, que era un enxaguado:
-Váncheme a afeitar.
E matárono, chamuscárano e afeitárono, que é o que lle pasa ôs que comen e non traballan.
≈ ≈ ≈ Unha longa longarela pasou pol-a miña terra, díxolle â miña veciña que lle tornase a galiña

(A’ volta)

Pola transcripció0n: Miguel


PARA QUÉN CANTOU O CUCORRÉI?

Unha fermosa mañá de primaveira, dous rapaces, atravesando un pinal, ouviron o ledo canto de cucorréi, e puxéronse a berrar:
-Cucorréi, cantos anos vivirei?
E o cucorréi, que é un paxaro mui cumprido, respondíalles: -Cucu...cucu...cucu... E falóu un d’eles, afeito a dar creto a certas superticiós: -Este paxaro é de mui bon agoiro para min. E inda que ti mo non creas, para min cantóu.
E salta o outro, que era ainda mais parvo qu’ô primeiro:
E por qué o cucorréi te ha querer a ti máis qu’e a min?
E por qué, se cantóu, cantóu para ti?
Foi para min para quen o cucorréi cantóu. Dígocho eu que abofellas o sei ben.
-Mintes! O paxaro cantóu para min!
-Quén mintes es ti! O cucorréi pol-o meu ben, non pol-o teu, cantóu.
E como os dous se crían c’a razón, e un negáballa ô outro, impuxérona a zucos e labazadas, a así que cansaron de se mallar, e cada quen coll´eu pol-o seu camiño, un levaba un ollo feito unha mazá con traxe de luito, e o outro unha man escordada e uns fuciños tan grosos, lañados e bermellos que mesmo parecían un xamón encertado. Pouco despois os dous boxeadores, volveron a atoparse xuntos na cas do médico da vila de preto, a onde tiveno que ir a pór remedio âs súas fridas.
Féital-as curas e postas bismas e vendaxes, un d’eles preguntóullo o médico:
-Canto lle debo?
-Ti, un peso.
 -E eu?-averiguóu o outro.
-Ti, outro peso.
Dous pesos entre os dous, a partes iguales-xustiprecióu o galeno. Un dos contendientes ergueuse en queixas: -Eche boa! E todo por este cacharolas, que se empeñóu en qu’o cucorréi cantara para él e non para min, como é a verdade.
-A verdade é que foi para min para quen cantóu. E senón que nolo diga aquí o señor médico, que destas e doutras cousas, sabe moito máis ca nós. O médico colléu os dous pesos, que eran de prata, e facéndoos tinguiliar encol do mármore d’unha mesa...
-Ai, meu deus, que burricáns nacéstedes!-decía cheo de risoñas extranezas- Estádelo vendo, estádelo ouvindo, e non queredes decatarvos.
Para quén cantóu! E para quén había de cantar? O cucorréi cantóu para min.

≈ ≈ ≈ Dous bois de peso e medida comen e beben e trunfan na vida. Un come e non bebe, outro bebe e non come. Adivña si ti, si es home. Non acertas p’ra este ano nin tampouco p’ro que ven, senón que cho diga alguén.

(A’ volta)


O CHUFÓN E O VANIDOSO

Un ricaz de aló d’un lonxano algures, con casal de muitos labramios, curtiñas e gado de seu, chamóu a dous criados e mandóulles:
-Ídevos ô obradoiro do Sr. Nartallo, e que vos dea o chedeiro que x’ô tén rematado.
Un dos criados, amigo de non arrimarlle as costas âs cousas mui pesadas, preguntóulle:
-E cómo o traemos? -
O’ lombo-respondéulle o amo, home de poucas falas.
E cando os dous se viron diante do chedeiro con cabezalla e todo, o que fixera a pregunta, que tiña mais de nugallán que de parvo, e que conocía ben o frato do seu compañeiro, falóu amarguexado:
-¿E en que diaños estaría pensando o noso amo para mandar só dous homes, e que leven ô lombo un carro enteiro, como aquel que di?
Ti véno ves, non lle faltan mais qu’as rodas e os fungueiros. Nin que fóramos unha xugada de bois! Non hai nesta terra dous homes capaces de levalo.
Mail-o outro, que vivía cheo de orgullo e vanidade da súa forza, repuxo:
-Fon! Que me ves ti aquí a min co-iso da xugada de bois e dous homes para levaren isto.
C’un home, abonda.
-E onde está ese home?
-Aquí, a túa veira, disposto a probarche o que di- e petaba fortemente c’a man aberta na tampa do peito.
-E vaste a rir de min ou que?
Non che estóu para lerias! -Lerias, nonsi?
Lerias? Pois anda axiña, axúdame a erguer, e vas a ver ti quen son eu.
E cando o forzudo ía corredoira adiante , anegado baixo o peso do chedeiro con cabezalla e todo, o retrancas do nugallán, debullábase en alaudos:
-Como ti es forte, meu amigo! Se o non vira como o estóu vendo, lle non dira creto a quen mo dixese!
Non hai dous homes no mundo capaces de faceren o que ti fas ¡ Mesmo parece que chedeiro, cabezalla e tentemozo van mais axeito riba das túas costas que encol das súas mesmas rodas! Qué forza mais tremendisma che puso Deus no lombo!
Pero, home, pol-a Virxe da Saleta, ti estaste botando de perda! Pousa, ho, pousa un bocadiño, ou déixame a min que siquera che bote unha man.
E a vanidade do forzudo, aguilloada, máis pol-os comprimentos e gabanzas, que pol-o peso do chedeiro, opoñía:
-Non, non, non! Hasta convencer de que eu son quen para levalo inda que sexa ô cabo do mundo.
E anda que te anda e suda que te suda, chegóu â casa c’o chedeiro con cabezalla e todo, naméntral-o outro o enchía de alaudos e botaba un cigarro. O vanidoso está decote ô servicio de quen o chufa.


≈ ≈ ≈ O galego que non fala na lingua da súa terra nin sabe o que tén de seu nin é merecente d’ela.

≈ ≈ ≈ Que cousa é cousa? para adiviñar é, canto mais lle quitan, meirande é.

(A' volta)

Pola transcripción: Miguel

CONTOS PEQUENOS


¡
O LAGARTO E MAIL-O SAPO

Entre as lañas d’unha casa vella vivía un lagartiño, que aganchaba pol-as paredes metíase por tódol-os buratos buscando vermes e cascudas para a súa mantenza.
Despois de fartarse de sol, corría como un lóstrego por derriba do tellado, ía e viña, sobía e baixaba; e dando voltas e reviravoltas, semellaba non ter acougo. Este lagartiño era un ximnasta de vez, forte, san, lixeiro e agudo como unha denosiña.
Pé da casa vella, nun buratiño d’un valado, demoraba un sapo, que se non entretiña mais que en comer, asubiar e dormir. Non saía do seu burato senón para roer e dare ô dente. E cando se decatóu, atopouse feito un barrigán, c’unha panza tan chea, grosa e pesada, que lle non deixaba brincar, correr nin se movere a xeito.
Unha mañá fresqueira, o sapo estaba aniñado ô sol â veira d’un regueiro. Pasóu por alí o lagartiño, e vai e dille:
-Ai, sapiño, e ti que fas?
-Estóu tomando a raiola, que teño moito frío.
-Pois para escorrental-a friaxe, o millor éche esparexerse. Ala, vente conmigo âs cereixas.
Fóronse os dous pol-os camiños, anda que te anda que te andarás, e chegan-o pé d’unha cerdeira. O sapiñio quixo subir e non puido, que lle pesaba muito a barriga; pero o lagartiño, que era mais listo, colléu e...reee!... apoliñou pol-a cerdeira arriba.sentóuse nunha poula e púxose a comer cereixas. E o barrigolas do sapo pedíalle:
-Ai, lagartiño, lagartiño, bótame unha cereixa pol-a alma de quen che morreu.
E díxolle o lagarto:
-Pois abre ben a boca que che vou a botart unha mui grande e mui gorda, que teño collida c’a punta do rabo.
E o lapón do sapo, abréu unha boca de cuarta e media. ¡Aaah!
E vai o lagartiño, que era un pillabán, apretóu a cereixa, e con toda as forza da punta do rabo, botoulla pol-a boca abaixo, atravesoulla no medio e medio da gorxa, e o lapadoiras do sapio abafóu, morreu esganado.
Isto pasoulle ô sapiño por fopeiro e comellón.
Curcubico non tén aas, pés nin pico, e os fillos do curcubico, teñen aas, pés e pico.
(A’volta)

Polas transcripción:Miguel

CONTOS PEQUENOS

O DECRETO

Aquel aposto galo pedrés deu unhas voltas con muito arroallo pol-o seu galiñeiro, picoteóu canto quixo no farelo da moega, e despois de botare unhos solbos no bebedeiro, como se xa lle non quedase outra cousa que facer, brincóu a cerca do eirado, e foise de pándiga, cavilando na longura e grosor das miñocas, nos graus de millo esquecidos pé dos piornos, e ben seguro de qu’o mundo era seu.
E cando nun andar cheo de señorío, erguía e baixaba o pescozo para escollel-o millor camiño...zas! ve vir a toda carreira, e cara a él, a un langrán d’un raposo, amostrando uns dentes mais longos qu’a fame.
Alpurizáronselle todasl-as prumas, erguéuselle o rabo e aniñóuselle o pescozo. Corréu tremente como un tolo, deu un brinco, e quedóu derriba do patín d’unha casa, aletexóu rexo e lixeiro, e d’outro brinco, prantóuse no tellado.
O volpe ríase a fartar do medo do galo:
-Pero que parvo te fixo Deus!
Metido no galiñeiro, a voltas e revoltas c’as túas galiñas, nin siquera te enteras do que mais che compre saberes.
Viacá, hom, viacá; baixa, non sexas medoso. Rematóuse a guerra entre nól-os animás. De hoxe en diante non se matarán uns os outros, mais qu’os burricáns dos homes, que canto mais vai, piores son. Mataranse eles e seguirán matándonos a nós. Os teus amos, seino ben, xa teñen o arroz mercado para pórte en tarteira. Baixa, hom, baixa, non sexas marmeco, baixa e ponte a par de min. Quero qu’o vexas pol-os teus mesmos ollos, e non coides que hai engano no que che vou a ler. E o volpe desenvolvéu un rolo de papel, que tiróu d’unha carteira, que traía pinchada do pescozo.
Ganado mais pol-a cursidade que pol-a con fianza, o galo íase achegando ô patín e o raposo:
-E que di ese papel? -
E que ha decir, hom, e que ha decir? Mesmo me acora que ainda o non saibas. Ben se ve que non andas ceibo, que saes pouco do galiñeiro. Pois di que dende hoxe, veñen obrigados tódol-os animáis, baixo pena de morte, a respetárense e axudáranse a viviren como irmaus.
Dende hoxe queda fundada entre nós, a Cofradía da Boa Armonía, nun tan aloumiñante e forte vencello de confraternidade, que vén a establecer a concordia e a cubizada paz entre o raposo e a galiña, o lobo e mail-o año, a martaraña e os pitos, o miñato e mail-a pomba... Ai d’aquel que desobedezca este Real Decreto! Pobre de quen!. Engaiolado por tan boas novas, o galo xa ía a baixar ô patín, mais ainda desconfiado, preguntóu:
-E quén foi o que fixo ese Real Decreto?
-E quén ia ser, hom, quén ía a ser? O noso rei, o rei de tódol-os animás, o bó entre os millores, o sabido entre os mais sabidos. Foi a escola con Prevediños; fíxose bachiller en Carqueixoa; abogado, en Santiago de Compostela e doctor en Madrí. A min caime a baba cando o oio falar. Da xenio velo cando se pón as antiparras, a levita e a chistera. Xa leva escrito mais de vinte libros, a fáiseme extrano que ti lle non teñas lido ningún as galiñas do teu galiñeiro.
Baixa, ponte a miña veira, que quero que leas conmigo, e conozas a nova lei de pe a pa. Erguendo unha pata e baixando a outra, o molanqueiro do galo se non astrevía a baixar. Ollaba par’o Decreto e vía os longos dentes do raposo qu’o tiñan asombrado. E o volpe teimaba:
-Baixa e ilústrate, adeprende, que boa falta che fai, baixa, que che vou a lel-o Decreto. E n’isto chouta por un valado un can de palleiro, grande e forzudo, como un touro, que se aboca ô volpe para chantarlle os dentes; pero o raposo, non fai mais que velo, dalle sebo os pés, e bota a correr como un arrautado.
E o galo apelidáballe desde o seu poleiro:
-Viacá, hom, viacá; non fuxas, non sexas marmeco. Ponte a veira do can, e lelle o Decreto.

Branca nacín, verde me vin; e de bermella, volvinme negra.
(A’ volta)

Pola transcripción: Miguel

CONTOS PEQUENOS

Son oito contos, todos coa mesma introducción co incorporado fai 2 0u 3 datas. 
Algúns dos contos, no seu remate, soen presentar unha adivinanza, cuxo resultado nun principio non facilito, pero confío en facelo axiña A NOZ sobre a frondente nogueira que se ergue preto do lugar, había unha noz guindada no chan. Un rapaz viuna, e sinalándoa, excramóu: -Unha noz! Outro rapaz deu lixeiro unhas alancadas, e colleuna. O primeiro reclama: -É miña, pois fun eu o primeiro qu’a vin. O segundo nega: -Non, a noz pertenceme a min, que fun o primeiro que lle puxo as mas derriba. Armóuse unha rexa disputa, e xa ían a escomenzar a tordeadas, cando xurdíu un mangallón de mais anos e mais forte, impoñendo: -Ou, meus amigos, mas quedas, vouvos a pór de acordo. Prantóuse entre os dous cativos, botóu man d’unha pedra, abriu a noz, e sentencióu: -Esta codia verde, de fora, correspóndelle o primeiro que veu a noz, a casca dura tócalle ô qu’a apañóu; e o qu’a a noz tén dentro...iso gardoo eu: son as costas deste xuicio. E ríndose engadéu: -Este évos o remate ordinario de tódo-los litixios. Lémbradevos ben, non se vos esqueza. Os preiteantes perden todos sempre; non gaña ningún, endexamáis. Meu cortexo, meu penderexo, dalle que dalle no furadexo (A’ volta) Pola transcripción: Miguel.

CONTOS PEQUENOS

O LORO DE BIEITO CIROLAS


Cando Bieito Cirolas chegou a súa aldea, despois de botar mais de vinte anos en Río Xaneiro, os seus parentes e veciños non facían senón falar dos seus baúleds, ateigados de traxes noviños do trinque, e dos seus cartos, en onzas de ouro relucente.

Tamén traía xoias; pero entre elas, a millor, era un loro paroleiro, con mais côres qu’o arco da vella. As xentes ficaban abraiadas ouvindoo falar. Falaba tan ben, qu’as vellas qu’o escoitaban, decían que aquelo tiña que ser cousa do diaño.
Bieito Cirolas erguéu unha casa, arredor da casa fixo un xardín; dándolle volta o xartdín, mandóu pòr unha reixa de ferro, e na reixa puxo o loro para que se asollase e engaiolara c’a súa conversa, ôs que pasasen pol-o camiño.
E o primeiro que pasou foi un rapaz que, en canto veu e oeu falar ô loro, agachouse no chan, colléu un croio e erguéu o brazo para guindarllo.
O coitado do loro, cheo de medo, estirou o pescozo, abriu o pico e falou valente:
-Animal! Besta! Salvaxe!
O rapaz quedou c’a boca aberta, caeulle a pedra da man, sacóu o pucho, e rogóu humildoso:
-Disimule, meu señor, disimule. Coidei que era un paxaro.

≈ ≈ ≈
Para decir apresa, muitas veces e arreo:
Ispe a capa, frade,
frade, ispe a capa...
Pola transcripción: Miguel

lunes, 11 de abril de 2011

CONTOS PEQUENOS

Autor: Victoriano Taibo García (1885-1966) Numerario da Real Academia Galega.
Dibuxos de: Rial. Descoñezo o autor. Non teño outro dato que o sinalado. Prégase información quen poida aportar algo máis concreto.
Dedicado: o fillo dun prestixioso oftalmógo establecido en VIGO.

O’ achar


Aquela mañá, os rapaces que asistían á doctrina, na santiaguesa capela de San Roque, non estaban moi atinados nas súas respostas. Un pequerrecho atrevido entretíñase en face-lo comento de cada unha das equivocaciós dos seus compañeiros, c’unha sorda e contida risada contaxiosa, que ascendía a risa dos demais.
O crego catequista, dirixíndose a él, preguntóulle con dóce severidade: ¿Sabes quén e Deus, pitís? O rapacete ollóu fixamente ô sacerdote, baixóu a testa ollando ô chan, permanecéu uns istantes oll´andose a si mesmo, erguéu a cabeza, e aventuróu: -Pois...Deus...Deus...élle San Pedro.
O crego asintéu humorístico: -Acertache, catavís! E o rapaz, que non quixo vivir de trampas, e soubo ademais ter en conta os seus méritos, acraróu mui satisfeito: -Ai, señor cura, pois boteille ô achar.
     Redondiño, redondón, sin furado nin tapón; se lle turran polo rabo corre com’o diaño. (A’ volta)

domingo, 10 de abril de 2011

Sta Eulalia de Bóveda

Hace unos días he tenido ocasión de visitar el pueblecito de Santa Eulalia de Bóveda situado a 14 Km de Lugo y que es de esos sitios que vale la pena repetir. La restauración del entorno que rodea al monumento, que da nombre al pueblo, fue dirigida por el arquitecto Penelas y llama la atención que las puertas y ventanas de las casas son de madera todas pintadas de verde, no se ve el tendido eléctrico, está soterrado, y tampoco se ven antenas de TV sobre los tejados; así han conseguido dar al pueblo un ambiente lo más parecido a la época del monumento y que su historia me ha parecido muy curiosa.

Parece ser que el párroco del lugar logró llegar a un espacio donde la tradición situaba otra iglesia ubicada debajo de la actual construida a finales del siglo XVIII. Después de confirmarlo, a través de los libros de fábrica de la parroquia, excavó un agujero de más de dos metros de profundidad hasta llegar a un pequeño hueco que le facilitó el acceso a un tubo conformado por el arranque de una bóveda. Allí se encontró con formas y colores de diferentes tipos de aves pintadas entre motivos vegetales que cubrían por completo el paramento abovedado. Era por el año 1914 pero el hallazgo no se dio a conocer hasta 1926; el motivo, como suele pasar con este tipo de descubrimientos: documentación, reconocimiento por parte de expertos, burocracia etc.
 
Un muro aislaba el estrecho recinto descubierto por el párroco del resto de la estancia. Este muro no era original, tenía la función de sostener el techo abovedado ya que la zona central cayera. Dicha estancia mostraba una planta dividida de forma longitudinal en tres espacios separados por arcadas; el central era el más amplio y los laterales apenas llegaban a un metro de ancho. Esta distribución semejante a las basílicas cristianas junto con la aparición de un gran arco y la orientación de la fachada al Este precedida de un vestíbulo, facilitaría una primera identificación del edificio como templo cristiano primitivo.
Sus reducidas dimensiones justificarían la construcción, en una época posterior, de otra iglesia encima (de la que sólo queda un muro) quedando transformada la original en cripta. El derrumbamiento de la planta inferior se producía como consecuencia de la instalación de sepulturas de piedra, nefastas para la estabilidad del conjunto arquitectónico, y ésto justificaría la construcción de la actual iglesia parroquial en el terreno contiguo.

Las obras de restauración consistieron principalmente en la eliminación de la humedad localizada bajo el pavimento. El párroco (que había sido nombrado maestro de obra y que murió en 1974, a los cien años) advierte que el pavimento no había sido reconocido a fondo y decide levantar las losas de mármol que cubrían la nave central, encontrándose debajo un estanque lleno de agua cristalina cuyo nivel se mantenía constante. El hallazgo de esta piscina junto con los restos de cerámica encontrados, sitúan a este monumento en la época romana. Parece ser, que nos encontramos ante un lugar dedicado a las ninfas; por otra parte, un dudoso análisis clínico indica que el agua de la piscina tiene propiedades curativas del reumatismo deformante, de ahí la representación de los lisiados en la fachada exterior de la cripta; circunstancia que también encajaría con la teoría de la dominación romana.

domingo, 3 de abril de 2011

HISTORIA DEL RATÓN PÉREZ


Como supongo que la mayoría de los que formamos parte de este curso de mayores, somos abuelos, voy a compartir con vosotros una curiosidad que leí estos días en un periódico antiguo que, ocasionalmente, llegó a mis manos para que se lo contéis, si procede, a vuestros nietos.

Es la historia de un pequeño ser que entra en nuestros hogares y sale huyendo con los recién caídos incisivos, a cambio, eso si, de un módico precio. Sí, el Ratón Pérez.

Pues parece ser que su domicilio habitual era en la calle Arenal 8 de Madrid, sótano de Ultramarinos Prats, y que nació en el año 1894, como protagonista de una historia creada por el Padre Luis Coloma, para el rey Alfonso XIII, justo cuando, el rey niño perdió su primer diente.

El manuscrito (se conserva en la cámara acorazada de la Biblioteca del Palacio Real) cuenta que "cuando el rey Bubi (así llamaba a su pequeño Alfonso, la reina María Cristina de Austria) tenía 6 años, se le cae el primer diente, lo pone debajo de la almohada y espera con ilusión la llegada del ratón Perez. Se dispierta al oirle llegar y convertido en ratón por R. P., le acompaña a su casa, donde conoce a su familia y luego van a recoger el diente de un niño de familia humilde. El pequeño rey descubre entonces que entre su súbditos hay familias que viven en la miseria".

Desde que en el año 1911 se publica la primera edición ilustrada del libro, el Ratoncito Pérez ha mostrado multiples rostros. Desconozco si actualmente hay alguna exposición donde podamos descubrir todas sus identidades. Según este periódico en el año 2000 se ha podido visitar una, organizada por la Asociación Española del libro Infantil y Juvenil que permaneció abierta en el Centro Cultural Puerta de Toledo de Madrid. En ella se han podido ver 70 ilustraciones originales de Ratón Pérez, hechas expresamente para esa exposición por ilustradores españoles contemporáneos y que presentaba también a través de paneles informativos el manuscrito del Padre Coloma; la edición de 1911, ilustrada en blanco y negro por Mariano Pedrero y la adaptación de 1915 con ilustraciones a color de G. Howard.

jueves, 31 de marzo de 2011

SOBRE ROSALÍA DE CASTRO

CANDO VOLVÉU A COMPOSTELA ROSALÍA CASTRO

(Recordos da miña infancia)

Por Luís Taibo

Perenne e inconmovible cal pedra miliaria de sólida vía romana, permanece aínda na miña memoria, a pesar dos anos transcorridos, aquela tarde memorable e solemne, en que os restos mortáis da inmortal Rosalía foron trasladados, como a lugar de perpetuo repouso, ao vello mosteiro de San Domingo, en Santiago de Compostela, onde lles esperaba un digno mausoleo marmóreo que, amoroso, ía acubillalos para sempre baixo aquelas bóvedas oxivales mayestáticas e silenciosas.
Foi verdadeiramente aquela unha tarde compostelá. Fría, brumosa, gris e húmida. A multitude que ansiosa ateigaba a praza da Universidade puido, emocionada, ver chegar o fúnebre cortexo e deterse a enlutada carroza ao pé da escalinata que dá acceso á compostelá Escola Universitaria.
Alí estaba eu, naquel preciso momento: neno aínda de apenas nove anos de idade. Que facía eu alí? Pronto o direi.
Todo foi silencio naquel lugar; e nun balcón dunha das casas de en fronte aparecéu aquel ilustre galego, eminente tribuno e gran republicano que se chamou Alfredo Vilas e con voz potente, que enchía os ámbitos da praza, pronuncióu unha vibrante oración.
De canto alí dixo o insigne orador, que debéu ser moito e bo, o meu nove anos de idade escasos, só me permitiron reter uns conceptos rimados que o orador repetiu con frecuencia suma-seguramente eran a base da súa peroración-e que por haberllos ouvido declamar tantas veces quedáronseme entón gravados na mente para mentres viva. Eran parte daquelas belas estrofas de Ventura Ruiz de Aguilera, que din así:
Cuando la gaita gallega
el pobre gaitero toca.
No acierto a deciros
si canta o si llora.

Aos cales, despó8*/is do debido comentario, que seguramente debía de ser substancioso e profundo, engadía aquela contestación de Rosalía en galego:
Poeta! Eu podo decirche,
non canta que chora.

Terminado aquel famoso discurso, a Capela de Música (orquestra e voces) executóu o “Miserere” de Tafall, obra entón obrigada en Compostela, en tales manifestacións fúnebres e eu, entón-e velaquí a explicación da miña presenza naquel lugar-que era o máis pequeno e novo cantor daquela Capela de Música, dirixida naquel momento polo meu inesquecible e paternal mestre D. Juan Trallero Palmer, unín a miña voz infantil a aquel conxunto sonoro entoando en maxistral concerto o “Miserere o meu Deus” pola alma e en honra da gran Rosalía.
De súpeto, e por sorpresa, unha verdadeira choiva de coroas de loureiro, brotando do pórtico e escalinata da Universidade, foi caer sobre a carroza fúnebre da egrexia poetisa: máis non todas as coroas chegaron onde ían dirixidas, pois tres, desviando a súa ruta, viñeron caer aos meus pés e eu, entón conmovido e emocionado, tomeinas nas miñas mans e con infantil entusiasmo lanceinas animosamente sobre o féretro de Rosalía, e soamente ao velas no lugar que lle correspondía puiden quedarme hondamente satisfeito.
Despois a Capela de Música e eu con ela, continuamos entoando os varios versículos do “Miserere” e…ao pouco comezou a chover.
Cousa moi natural e propia. Era unha tarde gris e brumosa en Santiago de Compostela, pero unha tarde moi en consonancia co que alí ocorría, e a min, até se me antollaba que aquela tarde chovéu máis sentimentalmente, máis amorosamente, e que aquela choiva eran as bágoas da triste e desconsolada alma compostelá que choraba á súa propia filla predilecta, á inmortal poetisa: por algo algún día sentira e vira nacer no recinto maternal dos seus rúas augustas e lendarias.
Méjico.

¡DO ÍNTIMO!
Deixa que n’esa copa en onde bebes
As dozuras d’a vida,
Un-ha gota de fel, un-ha tan soio,
O meu dorido corazón exprima.

Comprenderás entonces
Como abranda o dolor as pedras frías,
Aunqu’abrandar non poida
Almas de ferro e peitos homicidas.
Rosalía Castro


Poesía situada ao final do artigo precedente.
Colaboración do autor en: Cultura Galega. Ano II Cuba Marzo-abril 1937. Números 23-26.Oirixinal en castelán.


Pola transcripción: Miguel

viernes, 18 de marzo de 2011

INES DE CASTRO: esclava del amor y de su belleza; víctima inocente de la política.

1350-1359: Inés de Castro

De como se unen los nobles gallegos de la casa del Condado de Lemos y los Suárez de Valladares con el infante don Pedro de Portugal, para vengar el asesinato de Inés de Castro, contra Afonso IV el-Rey, rey de Portugal.
Protagonistas:  Pedro I, El Cruel, o el Justiciero, y Afonso IV de Portugal (1325-1357), Inés de Castro, y Pedro Fernández de Castro (Conde de Lemos), y Pedro I, El Cruel, de Castilla.

Transcurrió en el convulso Portugal de principios del siglo XIV, la historia de Inés de Castro y el infante Pedro de Portugal resulta tan estremecedora, que no necesitaría adorno alguno para transmitir tal halo de tragedia y romance, que le convierte en incomparable. Sólo aspiraban a amarse, pero la fatalidad los hizo protagonistas y víctimas de la compleja política ibérica, especialmente convulsas en aquel tiempo por la implicación de los reinos peninsulares en la Guerra de los Cien Años, comenzada en 1337.

Pedro I de Portugal es especialmente conocido por su romance con nuestra Inés de Castro, la gallega que influyó de modo decisivo en la política interna y en la historia de Portugal del reinado de Afonso IV.
Inés acabó asesinada por órdenes del Rey en 1355. El infante Pedro nunca más aceptó la influencia paterna, al contrario, entre 1355 y su proclamación a la corona, se rebeló contra su padre por lo menos dos veces, y nunca le perdonó el asesinato de Inés, su amada.
Una vez coronado rey en 1357, Pedro declaró que había celebrado boda con Inés, realizada en secreto antes de su muerte. Pero este hecho se basa sólo en la palabra del Rey, toda vez que no existen registros fidelignos de dicha unión.

Mujer bellísima, esclava del amor y de su belleza; víctima inocente de la política.

Nació Inés en la comarca de la Limia, actual provincia de Ourense, hija natural de Pedro Fernández de Castro, Conde de Lemos, y de Aldonza Soáres de Valladares; biznieta de Sancho IV de Castilla, resultaba prima segunda de Pedro I.  Sus dos hermanastros, hijos legítimos del Conde de Lemos, participan en diversas revueltas palaciegas que influyeron en el desenlace fatal.
Quedó huérfana de madre siendo niña Inés, fue enviada al castillo de Peñafiel (Valladolid), donde creció en compañía de su prima Constanza.

Pactaron los reyes de Castilla y de Portugal los esponsales entre el príncipe heredero, don Pedro, con la princesa Blanca de Castilla, unión que nunca se consumó, al parecer por impedimento físico y mental de la novia, por lo que el vínculo fue anulado. Más tarde se acuerda una nueva boda, este vez con Constanza.
Con tal motivo, las dos jóvenes primas abandonaron la corte de Valladolid y se dirigieron a la corte de Portugal en Lisboa, Inés en calidad de dama de honor de la futura reina Constanza.

Viaje al reino de Portugal
En el año de 1338 la comitiva nupcial de doña Constanza hace su entrada en la corte lusitana. La ceremonia religiosa se celebra en la Catedral de Lisboa, oficiada por su Arzobispo, con gran pompa acorde con el rango de los contrayentes.

Sin embargo, la tragedia ya estaba escrita, y ya en el primer encuentro don Pedro quedó prendado de Inés, a quién describen como: bellísima, de esbelto cuerpo, ojos claros y un interminable y esbelto cuello, que determinó que también la llamaran "cuello de garza"
La pasión entre ambos jóvenes nació de forma inmediata. Conocedor de lo acontecido, el rey Afonso IV decide intervenir, y actuando con energía manda desterrar a Inés de Portugal, confiando en que la separación física de los amantes mitigase su ardor y entrase en razón su hijo, el heredero de la Corona.  Pero la maniobra surte escaso efecto, y en espera de tiempos mejores, de acuerdo con don Pedro, la amante busca refugio en el castillo de Alburquerque, pequeña localidad extermeña a la vista de la frontera portuguesa.

Pero en octubre de 1345 muere la infortunada Constanza al dar a luz al infante don Fernando, y la viudedad del principe elimina gran parte de las rezones de escándalo aducidas por los contrarios al idilio, circunstancia que don Pedro aprovecha de inmediato. En contra de la voluntad real, rescata a doña Inés del exilio, y la pareja marcha a vivir lejos de la corte instalándose en Coimbra(1), en las proximidades del convento de Santa Clara, en un palacio en las laderas del valle que baña el río Mondego.










Convento de Santa Clara

Palacio "Quinta das Lágrimas"

Y allí, fruto del romance más grande, nacieron sus cuatro hijos, los infantes Afonso (muerto aún niño), Juan, Dinís, y Beatriz.  En esa época felíz el principe se alejó de la política, de la Corte y de sus obligaciones de heredero. Pero pronto la apacible vida de los amantes se verá turbada por causas a las que desearín permanecer ajenas. Un sinfín de cinscuntancias se confabulaban para sellar el destino fatal de nuestra protagonista.  La principal causa que mueve al Rey es la cuestión dinástica: Afonso IV trata con afán de organizar para su hijo una tercera boda con alguna princesa real, pero Pedro rechaza esposar a cualquier mujer que no sea Inés. El único hijo legítimo de Pedro, Fernado, heredero al trono de Portugal, se mostraba un niño frágil, miestras que los bastardos de Inés prometían llegar a la edad adulta. Y si falleciese el infante heredero, de inmediato reclamarían la Corona, no sabiendo que repercusiones tendría en el conjunto de la nobleza y también en el pueblo, que no permanecían impasibles ante la situación.
En segundo término, predominaba una complicadísima política, donde los reinos peninsulares se convierten en campo de batalla diplomática. Inglaterra y Francia, enfrentadas en su interminable Guerra de los Cien Años, tratan de atraerlos a su partido. Las disputas internacionales entrmezcladas con las propias luchas dinásticas conviertieron aquel tiempo en una época turbulenta.
Entre tanto, Fernando y Alvar Pérez de Castro, hermanastros de Inés, formaban parte del más íntimo grupo de hombres de confianza del principe, sobre el que ejercen un progresivo ascendiente induciéndolo a orientar su política hacia Castilla, donde llega a presentar su candidatura al trono.
Al Rey Afonso IV, aunque preocupado por las implicaciones políticas que conllevaba la influencia de la familia de los Castro, le preocupa en particular el riesgo de futuros confilctos civiles enfrentando hijos legítimos contra bastardos, modena de cambio habitual en la época. La reiterada negativa del principe a contraer nuevo matrimonio real contribuye a confirmar los temores, e Inés aparece como un obstáculo infranqueable, de tal manera que sólo su muerte podría dar solución a tan grave problema. Así, en consejo celebrado en el palacio de Montemor-o-Velho, el rey Afonso IV presta su conformidad a la propuesta de dar muerte a la infortunada enamorada. La sentencia se ejecutará de inmediato, y en la propia residencia de la pareja en Coimbra, aprovechando alguna usencia del principe.
Y en efecto, estando Pedro ausente atendiendo a su afición preferida, la caza, el rey manda a llamar a Inés a palacio para comunicarle la sentencia fatal. Ella acude acompañada de sus cuatro hijos, y una vez comunicada la resolución, Inés suplica clemencia.
Más las súplicas no ablandaron el corazón del monarca, y este ordena a tres cortesanos que se ocupen de que se cumpla la sentencia; Diego López Pacheco, Pero Coelho, y Álvaro Gonçalves se dirigen a la Quinta das Légrimas, y en el mismo jardín, en presencia de sus hijos, la degüellan sin piedad, en una tarde de frío invernal, del día 7 de enero del año 1355.

Sin embargo, la solución adoptada hizo el efecto contrario a la calma, y actuó como una deflagración de la peor de las tormentas; la desaparición de Inés no propició la esperada tranquilidad en la corte, al contrario, don Pedro culpa publicamente a su padre del asesinato y se declara en rebeldía a la vez que clama venganza.
Asesinato de Inés de Castro
   Columbarro, Museo Militar de Lisboa
                                                                               

Se retiró don Pedro con sus incondicionales a Braganza donde recibe al poco tiempo a sus aliados incondicionales gallegos, don Pedro Fernández de Castro, Conde de Lemos, y sus hijos Fernando y Alvar, que de acuerdo con los códigos de honor de la caballería, unen su destino para vengar el ultraje.
Un grupo de hombres de armar reclutados en Monforte y en Triacastela, acompañados de los hidalgos Suárez de Valladares y sus vasallos, cruzan el río Miño para reunirse con el Conde de Lemos, preparados para la batalla. Don Pedro también agrupaba en su entorno a una facción importante de la nobleza portuguesa, y entre todos encabezan una revuelta contra el rey Alfonso IV. Pronto las regiones de Tras-os Montes y Entre-Douro e Minho, se encuentran en guerra. Conquistada Quimarâes, pusieron sitio y devastaron Oporto, persiguiendo con saña a la alta nobleza que tomaron partido por el Rey, a los que despojaron de sus bienes y privilegios, y expulsaron de sus territorios.

____________________________
El gran Luis de Camoens, en la estrofa 127 del canto III de "Os Lusiadas", narra así la petición de clemencia de Inés:
Ó tu, que tens de humano o gesto e o peito
(Se de humano á matar hua donzela
Fraca e sen força só por ter sujeito
o coraçao a quen soube vencê-la)
A estas criancinhas tem respeito,
Pois o nao tens á morte escura dela;
Mova-te a piedade sua e minha,
Pois te nao move a culpa que nao tiña.
______________________________


El Rey se quedó sólo y vulnerable. Atormentado y temeroso por la venganza que tomara el heredero ayudado por los con des gallegos, decidió rogar a la reina (su esposa, y madre de Pedro), su intervención ante el infante para pedir la paz y la reconciliación entre padre e hijo. El día 15 de agosto del mismo año en Canavezes, Pedro acepta detener las acometidas, y el rey delega una parte importante de sus responsabilidades en el heredero, quién, a cambio, depone las armas, promete olvidar el pasado y perdonar a todos los implicados en la conjura que acabó con la vida de Inés.
Pero don Pedro no había conluido aún su venganza y no renunciara internamente a concluir la reparación del asesinato de su amada Inés. Sólo tenía que esperar, y, en efecto, la espera daba a su fin: fallece Afonso IV, y el heredero pasa a ceñir la corona, y ahora se propone llevar a cabo la definitiva revancha.
Los ejecutores de Inés, por consejo del rey moribundo, buen conocedor de su hijo, se habían exiliado a la corte de Castilla. Don Pedro I negocia con el rey castellano (que por capricho del destino tiene igual nombre y apodo: Pedro I, El Cruel, y también arrastra una amplia historia de amores), intercambiar los tres verdugos por otros prisioneros en Portugal, a lo que accede el castellano y tanto Pero Coelho como Álvaro Gonçalves son llevados a Portugal; Diego Lopes Pacheco, más afortunado, consigue cruzar a tiempo la frontera con Aragón, y de allí pasa a Francia donde se pierde su rastro.
La venganza fue consumada en el palacio de Santarén en presencia del Conde de Lemos y sus hijos, y de otros cortesanos. Pedro I mandó preparar un espléndido banquete de ceremonia mientras las víctimas eran amarradas a sendos postes de suplicio y torturados con toda crueldad. Luego, mientras comía con parsimonia, "e bebe o seu vinho tinto" según las crónicas portuguesas, ordenó al verdugo arrancarles el corazón: a Gonçalves por la espalda y a Coelho por el pecho.

Princesa y reina de Portugal

En 1360 el rey Pedro I realizó en presencia de la corte la famosa declaración de Cantanhede, jurando que un año antes de la muerte de Inés ambos habían contraido matrimonio secreto. Testigos sinceros u obsequiosos y clérigos convencidos o temerosos, confirmaron la celebración de la boda, que algunos historiadores ponen en duda. De esta forma Inés de Castro alcanzaba el rango de reina y se legitimaban los hijos habidos de aquella unión.
Y a continuación don Pedro mandó esculpir un espléndido túmulo funerario para Inés, que una vez finalizado ordenó el solemne traslado de los restos desde Coimbra hasta la nueva sepultura en el Monasterio de Alcobaça, sede de la mayor iglesia portuguesa. La comitiva que transportaba el cadáver, enlutada con todo rigor, era encabezado por el propio Rey acompañado por prelados, cortesanos y burgueses.  En lugar preferente marchaban al lado del Rey el Conde de Lemos y sus hijos. En elcamino, el pueblo llano salía a su paso llorando y rezando por el alma de la fallecida.
Y continuando la leyenda, una vez llegados a la corte, destino final de la comitiva, el cuerpo de Inés se engalanó con vestimentas reales y sentado en el trono, todos los nobles fueron obligados a prestarle homenaje como reina de Portugal, besando su mano en señal de fidelidad y vasallaje.
Y por último, se depositó con enorme protocolo en el bello sepulcro tallado para ella.
La última escena, la que más ternura infunde, sucede site años más tarde. Antes de morir el Rey, este encarga tallar para sí mismo otro túmulo funerario del mismo estilo que el anterior. Quería que ambos se situaran pies contra pies para que, el día del juicio final, al despertar ambos, lo primero que viese cada amante con sus miradas cruzadas frente a frente, fuese la figura del otro.


  
El conjunto monumental, de estilo gótico, que puede admirarse en el Monasterio de Alcobaça, se considera el más bello ejemplar del arte funerario portugués.                                              Finalmente, Inés de Castro pasará a formar parte inseparable de la historia de Portugal y de Galicia, con honor, gloria y leyenda.
                                La leyenda y la realidad                                                                         

Terrible fue la venganza de Pedro I, pero es conveniente prevenir al lector sobre la parte novelesca de la historia de Inés de Castro, es decir, la leyenda admitida por la tradición, pero no probada por la historia.     
                                                                                       
Una vez que el infante llegó a ocupar el trono, se asegura que, mandando exhumar el cadáver de Inés, la hizo sentar en el trono haciéndola coronar y obligando así a los cortesanos a que le rindieran los honores debidos a una reina. Algunos historiadores deducen que el origen de esta leyenda puede ser debido a la costumbre que en Portugal existía de besar la mano de los reyes según fallecían, o también de que en los siglos XIV y XV las efigies de los reyes, modelados en cera, se colocaban sobre el túmulo funerario, y tal vez esta efigie de Inés fuer colcada por Pedro en el trono, obligando que a su imagen, y no a su cadáver, se rindieron los homenajes.



__________________________________________________________________________

 Del libro "Crónicas de las Guerras de Galicia con Portugal", enero 2011, autor M-Gonzalo Prado
__________________________________________________________________________

jueves, 17 de marzo de 2011

Vigo en la Edad Media




Esta imagen es una representación virtual de Vigo en la baja edad media. El arenal que destaca en el primer plano se corresponde con lo que hoy es el puerto y toda la Avenida de García Barbón.                      
Aun que parezca increible, esa maravilla de paisaje quedó sepultado por el hormigón.  




Ahora otra imagen, así mismo virtual, con más detalles de la villa de Vigo de la misma época.